Pío XII, el Papa de la paz. |
Hurgueteando por aquí y por allá, encontré este interesante discurso del Papa Pío XII, pronunciado en el año 1956, relacionado con el método del parto sin dolor, también conocido como el método Psicoprofiláctico.
En relación a los fundamentos, y luego a su aplicación práctica, dice lo siguiente:
El parto no ha sido siempre doloroso, pero se ha hecho tal en el curso de los tiempos a causa de los "reflejos condicionados". Estos han podido tener su origen en un primer parto doloroso; quizá la herencia tiene allí también su parte, pero éstos no son más que factores secundarios. El motivo principal de ello es el lenguaje y la opinión del ambiente que él manifiesta: el alumbramiento —dicen— es "la hora difícil de la madre", es una tortura impuesta por la naturaleza que entrega a la madre, indefensa, a sufrimientos insoportables.
Esta asociación, creada por el ambiente, provoca el temor del alumbramiento y el temor a los dolores terribles que lo acompañan. Así, cuando las contradicciones musculares del útero se hacen sentir, al principio del parto, surge la reacción de defensa del dolor; este dolor provoca una contracción muscular y ésta, a su vez, un acrecentamiento de dolores.
Los dolores, pues, son reales, pero se derivan de una causa falsamente interpretada. En el parto, son reales las contracciones normales del útero y las sensaciones orgánicas que lo acompañan; pero estas sensaciones no son interpretadas por los órganos centrales como lo que realmente son: simples funciones naturales; en virtud de los reflejos condicionados, y en particular del enorme temor, se convierten en sensaciones dolorosas.
La aplicación práctica consiste en dar en primer lugar a las madres (mucho antes de la época del alumbramiento) una enseñanza profunda, adaptada a su capacidad intelectual, sobre los procesos naturales que se desarrollan en ellas durante el embarazo, y de un modo particular durante el parto. Ellas conocían ya estos procesos naturales de alguna manera, pero las más de las veces sin percibir claramente su conexión.
Así, muchas cosas quedaban todavía envueltas en una oscuridad misteriosa y se prestaban incluso a falsas interpretaciones. Los reflejos condicionados característicos adquirían también una fuerza de acción considerable, mientras la angustia y el temor encontraban en ellos un elemento constante.
Todos estos elementos negativos serían eliminados por la enseñanza antedicha. Al mismo tiempo se hace un insistente llamamiento a la voluntad y al sentimiento de la madre con el fin de que no permita surgir sentimientos de temor infundados o que como tales les han sido presentados; hay también que rechazar una impresión de dolor que quizá tendería a manifestarse, pero que en todo caso no está justificada y no se basa, como se les ha enseñado, más que en una falsa interpretación de las sensaciones orgánicas naturales del útero que se contrae.
Sobre todo, se procura llevar a las madres a estimar la grandeza natural y la dignidad de lo que ellas cumplen en el momento de dar a luz. Se les dan también explicaciones técnicas detalladas de lo que es necesario hacer para asegurar el perfecto desarrollo del alumbramiento; se les enseña, por ejemplo, cómo han de poner exactamente en movimiento la musculatura, cómo han de respirar bien.
Esa enseñanza se da bajo la forma de ejercicios prácticos para que la técnica haya llegado a serles familiar en el momento del parto. Se trata, pues, de guiar a las madres y de ponerlas en condiciones de que soporten el parto, no de un modo puramente pasivo, como si se tratase de un proceso fatal, sino adoptando una postura activa, influyendo en él con la inteligencia, la voluntad, la afectividad, de suerte que se realice en el sentido querido por la naturaleza y con ella.
Mientras dura el parto, la madre no está abandonada a sí misma; está asistida y con el control permanente de un personal formado según las nuevas técnicas y que le recuerda lo que ella ha aprendido, le indica en el momento oportuno lo que tiene que hacer, evitar o modificar, y que en caso necesario rectifica rápidamente sus errores y la ayuda a corregir las anomalías que se pudieran presentar.
Tal es en lo esencial, según los investigadores rusos, la teoría y la práctica del parto sin dolor. Por su parte, el inglés Grantly Dick Read ha presentado una teoría y una técnica análoga en un cierto número de puntos; sin embargo, en sus principios filosóficos y metafísicos se aleja sustancialmente de la misma, ya que no se apoya como aquéllos en una concepción materialista.